La transformación digital ha hecho que la mayoría de las personas utilice el Internet para buscar información, especialmente en los mecanismos de búsqueda como Google. Internet es la gran biblioteca de contenidos a la hora de consultar sobre un tema de interés, productos para comprar, conversores de moneda, traductores de idioma, lugares a donde viajar o estudiar. Una gran caja de pandora. Y aunque parece desordenado y caótico, esta información aparece en nuestro buscador, orgánicamente. Porque la inteligencia colectiva va decidiendo qué contenidos sobre un tema en particular son más relevantes, nutritivos y confiables.
Tu objetivo como empresa claramente es vender pero la ruta puede ser, además, una experiencia enriquecedora para el lector.
Yendo a un ejemplo. Me interesa especialmente el contenido sobre sustentabilidad, empresas B, procesos positivos de triple impacto. Una alternativa es ir a wikipedia y buscar información. Pero también, y para mí es mucho más inspirador, puedo ver cómo la sustentabilidad se practica a la hora de crear un producto, aprender de quiénes proponen buenas prácticas a través de la generación de valor en su manufactura, combinando rentabilidad financiera e inclusión social, integrando a las comunidades locales a la cadena de valor y diseñando packagings reciclables.
Hace algunos años parecía que eran mundos paralelos. Había que elegir entre ser un ambientalista y ser un empresario. Ganar dinero o ser responsable con el medio ambiente. Esto también se reflejaba en las páginas web. O armabas un blog con contenidos interesantes sobre un tema, sólo “ por amor al arte” desinteresadamente brindando información a quien la requiriera, o proponías un sitio comercial para vender productos y servicios.
Por suerte las cosas cambiaron y entendemos que no hay que elegir. Vender un servicio o un producto puede convivir con compartir información sobre el nicho al que pertenecemos. Cuando desarrollamos un producto estamos aprendiendo. Sobre las materias primas, los productores, el desarrollo local, los sistemas de producción, la huella de carbono que esta producción genera. Hay mucho conocimiento por detrás de una acción comercial. ¿Por qué no comunicarlo y permitir que más personas aprendan y a la vez conozcan lo que mi marca tiene para ofrecer?
Recuerdo cuando, ejerciendo como gestora cultural, invitamos al catalán Toni Puig Picart a dar una charla sobre Marca Ciudad y servicios culturales de valor emocional. Toni proponía una categorización humorística del tipo de servicios a ofrecer. Se refería a Servicios Vaca Lechera: los que no fallan, nos dan de comer, se mantienen en el tiempo, son seguros y efectivos; los Interrogante que innovan, arriesgan sin saber bien el resultado que obtendrán; los servicios Perro: caros, requieren mucha energía y encima a la gente no le gustan. Obvio, hay que deshacerse de elllos! Y los Servicios Estrella. Son los que iluminan, inspiran, conmueven. Tal vez no son los que nos generan más ingresos económicos pero sí son los atractores naturales del público.
Me gusta pensar en Contenidos Estrella para páginas web y redes sociales. Contenidos que atraen porque son relevantes, están bien redactados, iluminan sobre un tema en particular y son emocionantes. La buena noticia es que estos contenidos también venden. Porque generan empatía, porque el lector se siente agradecido por la generosidad de la información. Y porque no estamos ocultando nada, no hay gato encerrado. “Sí señora! Además de vender hermosas sombrillas para la playa, le comparto información relevante sobre el calentamiento global, el efecto invernadero, los protectores solares veganos y las viandas playeras con envases biodegradables”.
Es lindo no tener que elegir entre estar del lado de los que regalan información útil o de los que venden algo. Se puede optar por una experiencia total, una estrategia equilibrada. Transformar tu sitio web en la puerta principal para nuevos clientes produciendo contenidos relevantes, colocando así a tu sitio en la primera página de Google — donde siempre será encontrado por tu público — y dejar que esa puerta los invite a entrar.
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