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  • Foto del escritorSol Giannetti

"Escribir a mano es pasar la escritura por el cuerpo"

Me topé con esta frase de Sonia Santoro en su artículo El cuerpo que escribe; quedé absorta y conmovida a la vez. Porque es lo que provocan en mi las palabras, cuando condensan la esencia de una emoción. Afirmé un SÍ enorme dentro mio. Sonia sigue su texto: "Lleva tiempo, esfuerzo, cansa. Y el cuerpo --como si la mente no fuera parte-- tiene otras formas de incorporar conocimientos, de gozar, de expresar, de impactar en nuestra subjetividad. Escribir fija ideas, permite apropiarse de los conocimientos y crear. Yo no pienso y luego escribo, más bien, mientras escribo, pienso. Esto en cualquier dispositivo, pero más aún si escribo a mano".


Es algo que sé desde chica. Escribir me iba a ayudar a aprehender el mundo. La palabra de puño y letra que intermedia entre lo que veo, siento y comprendo. Lo converso con mis hijos, nativos digitales, quienes incluso en la universidad toman apuntes en la computadora. ¡Me maravilla que puedan incorporar tanta información sin el puente del papel!


En la nota, la periodista habla de los diarios personales justamente, como "manera de entender el mundo, de quejarnos a los dioses, de entendernos".

Y otra vez dije Sí para mis adentros, y volví sobre mis 7 diarios íntimos (desde los 15 a los 51 años que tengo). Puedo tirar ropa, apuntes, juguetes rotos. Incluso cassettes o vhs con humedad. Pero jamás pude deshacerme de uno de mis diarios. Porque me preservan de mi propio olvido y distracción...



El último número de la revista Cultura en Grande, de la cual soy editora de contenidos, lo dedicamos a Los Vínculos y las personas mayores. Nos dimos cuenta -a lo largo de los 12 números anteriores- que los vínculos, las relaciones y entramados afectivos atravesaban todos los temas que habíamos tocado: la mujer, la sexualidad, el cuerpo, el trabajo, la jubilación, el arte, las tecnologias y redes sociales. Y en este pensar los vínculos nos encontramos nuevamente frente a la hoja de papel.

Cuántos vínculos se sostuvieron en sobres viajeros que cruzaban el mar o sobrevolaban continentes... aún hoy, habiendo ganado la carrera los mensajes de texto, los mails y los posteos, nos sigue ilusionando que Correo Argentino pueda traer algo que no sea un paquete de compra on line.

Al menos a mi, un sobre cerrado me sigue generando la misma adrenalina de hace 30 años. Así surgió la nota sobre la historia de Jesús y Elba que compartimos, a la que llegamos gracias al Centro de Documentación Epistolar.


Porque no sólo en España se promueve la cultura epistolar, a través de un concurso de cartas manuscritas, para salvarnos de tanta tecnología en constante transformación. Aquí en Argentina existe el Centro de Documentación Epistolar, archivo digital de cartas, telegramas y postales personales de nosotros, "la gente común". Un espacio colaborativo donde consultar y también aportar las propias correspondencias. Hacer público lo privado, aportar un grano de arena al imaginario colectivo sobre historias, culturas, usos, costumbres...




"Escribimos para recordar. La escritura es recuerdo de quienes ya no están y de otras personas que no volvimos a ver (...) También permite recordar en el antiguo sentido de la palabra: despertar “el alma dormida, avivar el seso y descubrir sus caminos secretos”, escribe Sonia, citando a Levrero, que parafrasea al poeta español Jorge Manrique...


Les dejo esta inquietud. Reencontrarse con el propio cuerpo que escribe. Percibir las tensiones de las rodillas, el rictus facial, la inclinación de la mirada, la mueca. Toda una orquesta de movimientos que, al igual que la mano, esculpe en una simple lámina analógica, pedacitos de la propia memoria.


Si te interesa saber más sobre el Centro de Documentación Epistolar, podés escribir a: info@sobrecartas.com


Para leer el número completo de Cultura en Grande, cliqueá aqui.

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