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  • Foto del escritorSol Giannetti

Esta semana iluminamos los territorios

La Fundación Irradia generó un espacio presencial de encuentro de todo el equipo que, en distintos países de Latinoamérica, promueve espacios de participación y desarrollo territorial. Estuve acompañando este encuentro de formación, acercando algunas herramientas ágiles para mapeo de recursos, alianzas, proyectos y, por supuesto, de storytelling. Para visibilizar muchas de las experiencias que se vienen desarrollando y que, sin duda, están dejando huella.



Uno de los highlights del taller fue el trabajo sobre Fluxonomía 4D de la creadora Lala Deheinzelin. Es infalible. No importa el lugar, el grupo, la situación. Siempre funciona. Y es efectivo porque de una manera simple nos ayuda a visualizar la abundancia enorme de recursos que existe en todo territorio. Recursos financieros, ambientales, tecnológicos, culturales y sobre todo, sociales. La fluxonomía 4D pone en evidencia ese enorme capital intangible que naturalizamos y que no instalamos como punto de apalancamiento de proyectos: nuestras redes, contactos, alianzas, reputación, historia común.


Me enamoré del "Chancho Móvil" que inventaron los vecinos de la localidad de Pedernales (provincia de Buenos Aires). Los vecinos necesitaban juntar fondos para remodelar el Centro de Salud -única institución del pueblo que presta estos servicios ya que el hospital más próximo se encuentra en la ciudad vecina, y tampoco se dispone de ambulancia-. Imaginen hasta qué punto este espacio es significativo para los vecinos! Hubo una donación de un cerdo para la rifa, y la comunidad pensó que la mejor idea era la venta puerta a puerta. Y así nació el Chancho Móvil, que fue un total éxito. No sólo se logró la recaudación esperada sino que además motivó a varios integrantes de la comunidad para fundar la Asociación de Amigos del Centro de Salud, acompañada por algunos profesionales sanitarios que entendieron que la salida era colectiva.





Otros muchos proyectos llenaron de sentido el taller. Nos permitieron entender logros y desafíos y poner a prueba las herramientas: modelos problemáticos, ejercicios de prospectiva, ponderación de actores, diseño de jornadas de planificación participativa, entre otros.





Otro momento de alto voltaje grupal, en el que nos divertimos mucho: haciendo storytelling! No hablando de ello sino creando historias. Con una simple herramienta de Design Thinking (postcards) armamos relatos y aprendimos sobre los componentes de un buen relato. Las partes, el orden, el conflicto, los sentidos, las emociones. Para luego viajar nuevamente a los territorios de Irradia y crear, sobre la base de proyectos, bellísimos textos que -respondiendo al propósito del taller- dejen huella. Pudimos volar con la imaginación, situarnos en los altos de Colombia, en la plaza de Catriló, en las calles de Riestra. Poner color, olor, historias, rostros a "eso", la energía de la gente, que es lo que da sentido al trabajo de Irradia.



Cada taller es un espacio de contrastación. De experimentación. De flexibilización de las propias creencias y saberes. Este no fue la excepción. Salimos de él transformados porque aprendimos cosas nuevas, hicimos nuevas redes (ya hay ideas locas flotando en el aire para hacer con Uruguay) y nos dimos dos días intensos para pensar-sentir-hacer juntos.



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