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Foto del escritorSol Giannetti

VIRALIZANDO EL ENTUSIASMO DE ESTAR VIVAS

Ayer participé del evento Fabulosas -muestra fotográfica y ciclo de charlas- creado por Eve Grynberg y Verónica Martínez Castro en el espacio BAC, Buenos Aires Art Coworking. En palabras de Eve, este evento busca destacar la vitalidad y el deseo de participar plenamente de la vida de aquellos que transitan la segunda mitad de la vida. Participaron de las charlas Karina Boronat, María Teresa Cibils, Clara De la Torre, Alicia Moszkowski, Claribel Terré Morell, Silvia Cordano Y Marcela Clot.



Se habla de generación silver para nombrar a las personas de más de 50 años, con proyectos y vitalidad, dispuestas a cuestionar estereotipos, soltar el tabú de la menopausia y la andropausia. Porque la vida se extiende y hoy en Argentina la expectativa es de 78 años, con un pronóstico en aumento de 84 años. 

Este cambio se refleja en el ámbito de la cultura. Y no solo se espeja sino que se posiciona como un campo fértil y estratégico para visibilizar lo invisible: la oportunidad de crear relatos puestos en imagen, en palabra, en movimiento. Construir narrativas artísticas de hombres y mujeres que no sienten que se han caído del mapa laboral, social y cultural por el simple hecho de haber cruzado la barrera de los 50.




Sin embargo, patear el tablero, derribar estereotipos y edadismos respecto de ser mayor, no es tarea simple. Todos, todas, queremos ser deseados, amadas, respetados; los medios de comunicación no nos lo hacen fácil.


Se sigue promoviendo la cultura de la juventud, del cuerpo perfecto, de las no canas. Y aún siendo conscientes de que los años bien llevados no son necesariamente un condicionamiento, nos sigue martirizando la imagen que nos devuelve el espejo, con más arrugas, manchas o marcas de las que quisiéramos. 

Por eso es tan sanador el ojo amoroso de Eve y sus fotografías. Ella no oculta, no lava, no minimiza. Exalta la belleza, una nueva belleza, en la que las canas, las marcas, las patas de gallo, también forman parte. Es inspirador y nos anima a zambullirnos a esta nueva pileta colectiva y comenzar a modificar los propios relatos que nos hacemos de nosotras/os mismas/mos. Porque el proceso de transformación de las actuales narrativas edadistas sobre las vejeces comienza por cada quien. Cambiar aquello que nos decimos, que sentimos. Ponerle palabras al deseo, a lo que nos mueve en la segunda mitad de la vida. Hacernos cargo del poder de la palabra pensada, comunicada y compartida. 




Este enunciado -la relación estrecha entre la identidad 50+ y los discursos masivos sobre qué es ser mayor comunicados por los medios- es la intersección en la que profundiza Ricardo Iacub, Dr. en Psicología y Psicoterapeuta especializado en personas mayores. Responsable de la cátedra de Psicología y Tercera Edad de la Facultad de Psicología de la UBA. Iacub explica: "Cuando desarrollé la teoría de la Identidad Narrativa en relación con el envejecer fue porque muchas veces se disociaban dos aspectos: la identidad por un lado y las narrativas culturales por otro. Lo cual me parece muy negativo ya que la propia identidad se interpreta desde dichas narrativas (o prejuicios). Por ejemplo: un olvido, a cierta edad, es una mera distracción pero cuando sos viejo puede ser considerado un deterioro cognitivo. Se mira más el aspecto deficitario que el positivo. Sabemos que hay aspectos positivos pero, sin embargo, son los argumentos negativos los que tienen más peso: la enfermedad, el dolor, el pasarla mal". 


Tendemos a desarticular quiénes somos y cómo nos sentimos, con la idea que tenemos de “ser viejo”. Y escuchamos cotidianamente frases como “tengo 69 pero no me siento vieja”. Sin darnos cuenta, reafirmamos conceptos edadistas vinculando a la vejez con el deterioro, con la falta de belleza, con la discapacidad. Está profundamente enraizado este binomio vejez-muerte. 

¡Y son tan densas las metáforas en este sentido! Busqué en el Chat GTP y me respondió algunas: 

  • La vejez es el ocaso de la vida, la antesala de la muerte. 

  • La vejez es el invierno del ciclo vital, donde las hojas de la juventud caen y el frío de la experiencia se adentra en el alma.

  • La vejez es como un viejo faro en la costa, cuya luz titila débilmente antes de extinguirse, pero que sigue siendo un recordatorio de la larga travesía por el mar de la vida.

  • La vejez es el último capítulo de un libro, donde las páginas están marcadas por las arrugas del tiempo y las letras desvanecidas por los recuerdos.

  • La vejez es como el ocaso de un día dorado, donde el brillo del sol se desvanece lentamente en el horizonte, dejando lugar a la oscuridad de la noche.

  • La vejez es como el otoño de la vida, donde las hojas de la juventud caen una a una, revelando la desnudez de la experiencia acumulada.

  • La vejez es como una vela que arde con una llama cada vez más tenue, pero que sigue iluminando el camino hacia el final del viaje terrenal.

  • La vejez es como un reloj de arena que se va vaciando poco a poco, recordándonos que el tiempo es fugaz y que cada grano es un recuerdo que se desvanece.

  • La vejez es como un árbol anciano cuyas ramas están cargadas de historias y cuyas raíces se aferran a la tierra con firmeza, resistiendo los embates del viento del destino.


Es necesario y urgente encontrar espacios colectivos. Volviendo al espacio de Fabulosas de ayer, hubo testimonios conmovedores de las (casi mayoritarias) mujeres que participaron de las charlas. Se escuchó una voz recurrente: la alegría de sentirse acompañadas, sentirse parte de un grupo de pares, compartir sentimientos y -muy especialmente- descubrir que hay muchas más personas mayores con ganas de seguir viviendo (y no sobreviviendo) la vida. Disfrutando de placeres, descubriendo nuevos intereses, concretando deudas pendientes consigo mismas, perdiendo el miedo a caerse del tablero, a la invisibilidad, a la desvalorización. Sabemos que nadie va a valorarnos si no nos valoramos nosotras mismas. Sin embargo, casi como un mantra, es necesario repetírnoslo diariamente. Porque el feroz combate comunicacional que dan los medios amedrenta cualquier mente y corazón. 


Encontrar refugios colectivos. Espacios de diálogo y de escucha. Animarnos a escribir, a dibujar, a fotografiar, a bailar los años. Todo medio de expresión que ponga en acto mensajes de valentía, de reavivar el deseo, son válidos. Y conversarlos. Versarlos con otros y otras. Hacerlos palabra. Hacerlos mensaje. Hacerlos presente. 

Con cada año se abre una nueva puerta para salir a jugar. Animate vos también!


Posdata: el evento contó con el apoyo de Erotique Pink y -por primera vez en mucho tiempo- ¡gané el sorteo de su kit de productos!

Y podés ver la obra completa de Eve AQUÍ







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