Hacer con otros y otras es estimulante. No siempre fácil pero casi siempre más divertido. Da sensación de equipo, de contención, de camaradería. De ayuda mutua, sinergias y retroalimentación. Siempre trabajé en red y por eso me surgen palabras optimistas al respecto. Lo genial es que se puede generar trama en cualquier sector y sobre todos los temas del universo. Existen redes sociales, del tercer sector, de programas de gestión pública y también de emprendedurismo.
En una primera lectura, quienes siempre trabajaron en forma independiente e individual, se podrán preguntar ¿es posible una red cuando el objetivo es vender y, por ende, competir, ganar la carrera, captar al cliente?
Las redes son complejas y rizomáticas. Nos enlazamos sin saber bien a dónde terminaremos. Las redes nos conectan con pares (por ejemplo, otra empresa que vende el mismo producto o servicio) pero también nos conecta con proveedores, consumidores, usuarios, clientes, que completan la cadena productiva. Se habla cada vez más de economía circular. Un nuevo paradigma que busca modificar la forma en que producimos y consumimos. Frente a la economía lineal de extracción, producción, consumo y desperdicio, la economía circular alienta un flujo constante, una solución virtuosa. En la que un residuo, por ejemplo, puede reingresar al sistema productivo. Reduciendo desechos y extrayendo menos bienes naturales del planeta.
Podemos reciclar una botella pero también un saber, una información, una relación.
Podemos entender la economía circular desde una imágen. Un espiral. Donde un paso lleva al siguiente y donde cada eslabón conecta positivamente con el próximo. Y donde nunca volvemos al mismo lugar porque la red nos transforma y nos hace avanzar.
La red no está lejos de la economía. La atraviesa. Si nos ponemos a pensar y visualizar las conexiones, veremos que somos parte de decenas de redes. Si es casi inevitable formar parte de redes, tal vez podamos empezar a sentirnos más cómodos con esto de hacer juntos. Compartir recursos materiales y también intangibles: nuestra experiencia, nuestros saberes, nuestros contactos, nuestras estrategias de producción, de comercialización, de difusión. Bajamos las defensas, en el buen sentido. Nos mostramos con fortalezas y debilidades. Imperfectos. Con ganas de mejorar y seguir aprendiendo.
Me gusta escribir y me gusta compartir. Por eso decidí armar la campaña de Empresas B en 500 Palabras. Para poner en palabras buenas prácticas de muchos y muchas emprendedoras que le están buscando la vuelta a la cosa. A esto de ganar dinero sin dejar huella negativa. Pensando en la propia prosperidad pero también en la del planeta y en la de la gente.
Así llegué a Consultores Asociados. Una red en crecimiento, que busca brindar un espacio para que profesionales de distintas áreas muestren sus buenas y mejores prácticas a través de la publicación de artículos, videos, podcasts, cursos, eventos y charlas. Pensé ¿por qué no compartir lo que escribo, poner a rodar las buenas prácticas propias y de otros? Seguir inspirando. Así que, las notas que escribo sobre triple impacto y que comparto en mi blog, también son publicadas por esta red.
Es una manera de ampliar la caja de resonancia. Que la voz de quienes hoy elegimos aportar nuestro grano de arena para hacer más sustentable y sostenible el mundo se escuche con más fuerza. Si tenés ganas de sumar tu experiencia B a la campaña, no dejes de escribirme!
Comentarios